Sobre Nosotros

Somos una congregación hispana que ama a Dios.

Somos una iglesia que sirve a la comunidad con gozo y alegría.

Somos familia en Cristo, provenientes de diferentes culturas y etnias pero con el mismo sentir: Queremos seguir a Jesús, imitarle y vivir como Dios espera que vivamos.

Somos siervos comisionados por nuestro Señor y Salvador, y queremos llevar el mensaje del evangelio de Jesús a la comunidad hispano hablante en Canadá, levantando un pueblo de fe firme, que da toda la gloria, la honra y la adoraración a Dios.

La Palabra de Dios

La Biblia es la Palabra de Dios, es Autoridad, es Sufuciente y se constituye en la única regal de fe y práctica para el creyente.

Consta de los sesenta y seis libros del Antiguo y Nuevo Testamentos como originalmente escritos.

La Biblia fue inspirada por Dios en todas sus partes y es el producto de hombres llenos (controlados por) el Espíritu Santo, por tanto, la Palabra de Dios es infalible e inerrante en todos los asuntos sobre los cuales habla.

Creemos que la Biblia es el centro verdadero de la unidad cristiana y que constituye la norma suprema por la que las conductas, creencias y opiniones de los hombres serán juzgadas. (2Timoteo 3:16, 17; 2Pedro 1:19-21).

Dios Trino y Verdadero

Existe solamente un Dios Vivo y Verdadero, Espíritu infinito, Eterno, Supremo, Creador, Gobernador, Sustentador del universo, Glorioso en santidad, Único, Inmutable, Amante, Todopoderoso, todo lo sabe, Perfecto en todos sus atributos, Digno de todo honor, toda confianza, todo gloria y adoración.

La unidad de la Deidad existe eternamente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que son iguales en escencia, por tanto iguales en todas las perfecciones divinas, desempeñando oficios distintos pero armoniosos en la gran obra de la redención. (Éx.20:2, 3; Mt.28:19; 1Co.8:6; 2Co.13:14; Ap.4:11)


DIOS PADRE

Es una persona divina, la primera persona de la trinidad, igual en escencia con Dios Hijo y Dios Espíritu Santo; ordena y dispone todas las cosas de acuerdo a Su propósito, Su voluntad y Su gracia (Salmo 145:8-9; 1 Corintios 8:6).

Él es el Creador de todas las cosas (Génesis 1:1-31; Efesios 3:9).

Como el Único, absoluto y omnipotente Gobernante en el universo, Él es soberano en la creación, providencia, y el plan de redención (Salmo 103:19; Romanos 11:36).

Es Padre creador de todos los hombres (Efesios 4:6) pero unicamente Él es Padre espiritual de aquellos que han creido en el Hijo, es decir, los creyentes (Romanos 8:14; 2 Corintios 6:18).


DIOS HIJO

Es una persona divina, la segunda persona de la trinidad, igual en escencia con Dios Padre y Dios Espíritu Santo; que cuando llegó la plenitud del tiempo, siendo engendrado por el Espíritu Santo de una manera milagrosa, "...se despojo a si mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;" (FIlipenses 2:6). Tomó sobre sí la naturaleza del hombre, pero sin pecado (2 Corintios 5:21; 1Juan 3:5), por su propia voluntad se encarnó, nacido de María, una virgen (Lucas 1:27), como ningún otro hombre ha nacido o puede nacer de una mujer. De manera que, dos naturalezas completas, perfectas y distintas se unieron inseparablemente en una persona (Dios hecho hombre), pero sin cambiarlas, combinarlas ni confundirlas.

El Señor Jesucristo llevó a cabo nuestra redención por medio de Su muerte sacrificial en la cruz y del derramamiento de Su sangre, con todo, Su muerte fue voluntaria, vicaria, sustitutiva, propiciatoria, expiatoria y redentora (Juan 10:15; Romanos 3:24, 25; 5:8; 1 Pedro 2:24).

Debido a la muerte eficaz de nuestro Señor Jesucristo, el pecador que cree es liberado del castigo, la paga y el poder del pecado; es declarado justo delante de Dios; le es otorgado el regalo de la vida eterna y es adoptado en la familia de Dios (Romanos 3:25; 5:8, 9; 2 Corintios 5:14, 15; 1 Pedro 2:24; 3:18).

Creemos en la resurrección literal y corporal del Señor Jesucristo y en su ascensión al cielo, donde ahora está sentado a la diestra del Padre como nuestro Sumo Sacerdote quien intercede por nosotros. (Mt 28:6,7; Jn 20:27; Hch 1:9-11; 1Co 15:4; Heb 2:17; 5:9, 10; 7:25; 8:6; 12:2; 1 Tim 2:5; 1Jn 2:1; Ap.3:21.)

El Hijo, es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre en unidad indivisible; y un solo Cristo, "único Mediador entre Dios y los hombres".(Mt.1:18-25; Lc.1:35; Jn.1:1,14; 4:15; 8:58; Gál.4:4; Fil.2:5-11; 1Tim.2:5, Heb.2:14.).

El Señor Jesucristo regresará para recibir a Su iglesia, la cual es Su cuerpo, en el arrebatamiento, luego al regresar con Su iglesia en gloria, establecerá Su reino milenial en la tierra (Hechos 1:9-11; 1 Tesalonicenses 4:13-18; Apocalipsis 20) y juzgará a toda la humanidad (Juan 5:22, 23).


DIOS ESPÍRITU SANTO

Es una persona divina, la tercera persona de la trinidad, igual en esencia con Dios Padre y Dios Hijo; Su actividad soberana se evidencia en la creación (Génesis 1:2), la encarnación de Dios Hijo (Mateo 1:18), la revelación escrita a través de santos hombres de Dios (2 Pedro 1:20, 21), y la obra de la salvación (Juan 3:5-7).


En su relación con el mundo incrédulo el Espíritu Santo restringirá el mal hasta que el propósito de Dios se haya cumplido, es Él quién convence de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:8); da testimonio de la verdad del Evangelio en su proclamación, es el Autor del nuevo nacimiento; Él sella, dota, guía, enseña, testifica, santifica y ayuda al creyente hasta el día de la redención (Romanos 8:9-11; 2 Corintios 3:6; Efesios 1:13).

El Espíritu Santo mora en el creyente, desde el momento mismo de la salvación, y es un mandato para aquellos que han nacido en el Espíritu, procurar ser llenos (controlados por) el Espíritu Santo (Juan 16:13; Romanos 8:9; Efesios 5:18; 2 Pedro 1:19-21; 1 Juan 2:20, 27).

El Espíritu Santo es el agente sobrenatural y soberano en la obra de la regeneración para todo aquel que cree en el Hijo, bautizando y sellando a todos los creyentes en el cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:13).

Espíritu Santo administra dones espirituales a la iglesia, es soberano en otorgar todos Sus dones para el perfeccionamiento, crecimiento, madurez y consolación de los santos hoy día.

El hablar en lenguas, interpretación de lenguas, o la operación manifiesta de señales o milagros de los primeros días de la iglesia, fueron con el propósito de certificar a los apóstoles como reveladores de verdad divina, nunca con el propósito de ser establecidos como una característica o experiencia esencial o necesaria para las vidas de los creyentes (1 Corintios 12:411; 13:8-10; 2 Corintios 12:12; Efesios 4:7-12; Hebreos 2:1-4).

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